A nivel mundial se han producido y se están produciendo cambios importantes en la producción, empaque, conservación y comercialización de las peras y manzanas.
Esto ha permitido, a países productores tradicionales, incrementar sus rendimientos, mejorar la conservación y obtener nuevas variedades, que se manejan como “club”, es decir limitan su producción y comercialización a fin de regular la oferta y alargar el ciclo de vida de cada variedad. Por otro lado países productores no tradicionales acceden a cultivares adaptados a condiciones climáticas limitantes.
La comercialización cambia permanentemente, diferentes actores compiten entre sí y buscan maneras de diferenciarse, los consumidores se muestran más activos buscando nuevas “sensaciones”, irrumpe la venta a través de canal electrónico, etc.
Los países del hemisferio norte se han fortalecido con el acceso a cultivares modernos al igual que nuestros países competidores del hemisferio sur y las técnicas de conservación hacen que se solapen en el mercado la fruta de ambos hemisferios. Nuevas regulaciones en el uso de productos de poscosecha y la relación comercial entre países complican aún más el negocio de los frutales de pepita.